Con Maduro, los Castro
extienden su sueño autocrático. Ése que disfrazaron hace seis décadas con un
discurso mesiánico en derrota al déspota Batista. Con el tiempo y, al mejor
estilo: Stalin, Mao y el de otros, extirparon a los estorbosos en sus intenciones
y formatearon el cerebro para tres generaciones obedientes.
De la islita de cien mil kms secos, con once
millones de adoctrinados; pasarán -si las cosas se les dan- a mandar tras
bambalinas en novecientos mil de tierra petrolera, de minerales y más -lo
paradójico es que apresan la patria del libertador-. Y lo viene haciendo Raúl
con su paciencia de comunista moviendo treinta mil hilos invisibles -sus
enviados a Venezuela- y teniendo de su mano hiperestesiada al muñeco de
ventrílocuo: Nicolás, el que vocea ese discurso tontuelo que embelesa, que
seduce a los más débiles y necesitados.
Se avizora así, la VENECUBA
suramericana. La que-sin querer queriendo- inició hace dos décadas el
oportunista Chávez, allanado su camino por la corruptela de dirigentes pasados
-en esa locura de la bonanza del zumo de dinosaurio, del oro maldito, del oro
negro-.
Ahora, con el logro de ayer
-diez de enero-, de no perder el poder y dándose otro recorrido, quedarán en
Cuba los rasos, dispuestos a la construcción de la base rusa que defenderá los
intereses de la VENECUBA Castro Madurista y así, poco a poco, con su paciencia
comunista, veremos en el sur continente hacer metástasis a otro de los sistemas
que ha fracasado para administrar a la humanidad, pues ni qué hablar de los
demonios del tal capitalismo, menos del actual en la era Trump.
Nota. Ni izquierda ni derecha.
La corrupción es ambidextra.
@mariosalinas61
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